No es un secreto que he sido, desde el inicio, un crítico del proyecto "Vive la Música" porque sentía que engañaban o engañaron- a un grupo de jóvenes con eso de que serían la nueva estrella de la música panameña y, hasta el sol de hoy, no hay uno solo que llene como solista ni siquiera el gimnasio del Club de Leones de El Marañón.
Esto no significa, obviamente, que no existan o hayan salido de este proyecto de TVN jóvenes con talento vocal o musical y que les vaya "bien" en otras áreas de la industria del entretenimiento local, pero al César lo que es del César, grandes estrellas de la música panameña, no son a las pruebas me remito.
Cuando hace unos meses, como crítico, vi la convocatoria y promoción del regreso de este reality a pantalla me asusté porque, por un lado, me daba miedo que siguieran engañando a jóvenes con eso de ser "mega estrellas" y, por otro lado, que se salieran con una producción ripi-ripi por la crisis publicitaria a la que nos estamos enfrentando todos los actores de esta industria.
Para sorpresa mía fue diferente y la gente de TVN Media se salió con una temporada muy buena donde se cuidaron todos los detalles de producción, de casting de participantes, de talentos en escenario, jurados, ¡todos! y nos ofrecieron un producto con calidad.
Como la semana pasada acabó su temporada, hoy tengo que publicar mi crítica sobre ella.
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Y es que, si bien es cierto la final de "Vive La Música" no sorprendió a nadie, porque ganó quien desde el inicio se perfiló como la mejor voz de ese show, sí es justo reconocerle los aciertos que como producto tuvo su última gala porque estábamos hablando en términos de producción de una reivindicación de un producto que estaba literalmente inerte, que no movía opinión pública y que ya dábamos en el mercado como muerto.
Vive La Música tuvo un fin de temporada a lo grande. Con una producción visual digna, moderna y fresca, con unos finalistas que se ganaron estar en la final a pulso, con unos jurados justos, con una orquesta musical buenísima, con premios dignos de una gran final y con unos hosts correctos que demostraron saber los ritmos de la televisión para este tipo de formatos o fueron bien dirigidos.
Hay que ser muy egoísta para no admitir que, por ejemplo, la Sra. Gaby Garrido no solo estuvo hermosa en todas sus galas, sino que también le imprimió el ritmo necesario que los formatos de concursos musicales requieren. Su expertise como participante de programas "de realidad" se notó. Manejó correctamente la relación host-participantes, host-jurados y algo que pocos manejan tan bien como ella, la relación cámaras-host. Su participación se concentró en su trabajo, sin escándalos, sin pereques. Una participación limpia. Su acompañante, el Sr. Arian Abadi, para ser principiante en televisión en directo mejoró semana a semana y para la final hizo por lo menos a cuadro- muy buen equipo/química/trabajo con Garrido y el resultado se notó al aire.
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¿Qué fue para mí lo mejor de esta final? Que a diferencia de otras donde queda un sin sabor por el resultado que no tiene nada que ver con trampa, aclaro- en esta los jurados en un ejercicio justo llevaron -al igual que la audiencia- hasta la final a los mejores. Que no hay duda de que ganó la mejor voz y la más completa en escenario y esto en un concurso de talentos fortalece el proyecto, fortalece la marca Vive La Música, fortalece el formato y le da pie a que se haga una nueva edición el próximo año.
Yo quiero felicitar a la producción de este show porque a medida que pasaban las semanas, iban ofreciendo una mejor gala, una mejor propuesta musical, un mejor concierto, actual, inclusivo, variado y con la tecnología bien usada a su favor. Escucharon las críticas de las audiencias, fueron apretando las tuercas, mejorando los errores. No hubo ni sobreactuación de jurados ni polémicas estériles y torpes. Entendieron que este tipo de estrategias no se las come la gente y que recurrir al pereque ya no sirve, no suma y sí resta mucho. Se concentraron en el talento de los participantes, como siempre debió ser.
Los productores de Vive La Música y los maestros encontraron lo que en televisión se llama "punto clave" requisito en estos espacios de talento musical- que no es más que lograr sentar a ver un show de televisión abierta a diferentes generaciones. Esto se debió a la selección de la música-épocas que iban desde una muy actual que apelara a los llamados generación millennials o a una salsa "vieja" que atrapa a otra generación.
La música se vivió, como siempre debió ser. Felicidades a todo el crew. ¡A todo! Así como fue una gran final, fue un gran regreso.